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• Extinction Rebellion considera que la Ley de Cambio Climático nos condena al colapso ecológico y a la sumisión a los intereses de las compañías energéticas.
• «El Gobierno ha priorizado con esta Ley los intereses de los poderosos frente a la vida de las personas a las que dice representar».
Este jueves 22 de abril, Día de la Tierra, Extinction Rebellion Bizkaia se ha sumado a la Acción Masiva Auditaiva Deslocalizada delante del ayuntamiento de Bilbao para visibilizar la falta de ambición de una ley que niega la urgencia con la que debemos afrontar la Crisis Climática.
La semana pasada asistíamos a la aprobación en el Congreso de los Diputados de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aunque para nuestra decepción creemos que sería más correcto llamarla «Ley Tortuga«, pues parece realizada desde los sectores más reaccionarios y negacionistas, una ley que se mueve demasiado lento para no hacer frente a una problemática inminente.
La Ley contempla unos plazos incompatibles con la supervivencia de los ecosistemas y nos conduce a un aumento de temperaturas de consecuencias catastróficas a nivel global.
En primer lugar consideramos que es una Ley que niega la urgencia con la que debemos afrontar la Crisis Climática. La ambición brilla por su ausencia en la presente ley, poniendo en grave riesgo la consecución de los objetivos alcanzados internacionalmente, ya poco ambiciosos de por sí. En este sentido, la reducción del 23% en la emisión de gases en comparación con los niveles de 1990 para el 2030 frente al 55% que la Comisión Europea reclamaba el pasado septiembre, no es sino poner un parche para blanquear la imagen de un Gobierno que no le planta cara a la Crisis Climática.
Es inconcebible pensar en una ley para paliar los efectos de la Crisis Climática sin que se haga siquiera mención a la posibilidad de incluir en el ordenamiento nacional el tipo de «Ecocidio» que desde XR y otros movimientos, colectivos y asociaciones ecologistas se viene reclamando a nivel internacional.
De igual forma, carece de sentido abandonar la perspectiva globalista del problema en cuestión. Esta ley no va a evitar el expolio de los recursos que hacen empresas españolas en otros países y la contaminación que allí generan. Una medida vital habría sido prohibir la importación del Gas Natural Licuado, pues una parte importante y cada vez mayor de este gas consiste en gas de esquisto, producido mediante la técnica del fracking, para cuya obtención se estám devastando amplias regiones en América Latina y África. Otra de las caras ocultas del capitalismo verde en el que se enmarca la Ley es la explotación de territorios del Sur Global para conseguir «energía verde». Europa ya ha comenzado a expoliar hidrógeno en el Congo, un ejemplo del colonialismo energético que quedaría amparado bajo esta Ley. Tampoco atiende a las necesidades de la comunidad migrante y sigue sin contemplar la posibilidad de dar asilo o refugio a las refugiadas climáticas.
Son muchos más los problemas que esta Ley presenta, pues parece más un copia y pega de una declaración de intenciones de los años 90 que una Ley adaptada a la situación nacional. No se tienen en cuenta el desigual desarrollo de nuestras regiones o la urbanización y consecuente destrucción del litoral. Tampoco se habla del cambio de modelo productivo que se viene imponiendo como única solución, como ya mencionó el pasado lunes Antonio Turiel ante el Senado. La Ley cae en el error de no salir del paradigma crecentista, cuando sabemos que, ante la crisis energética y climática que nos encontramos, cuanto más tardemos en cambiar el modelo productivo más desastrosas serán sus consecuencias. Es una ley que, en lugar de promover como solución la descentralización de la producción de alimentos y energía, aboga por un continuismo en el sistema y una mayor electrificación. Los directivos de Endesa y compañía se tienen que estar frotando las manos.
Por otro lado, nos congratulamos de que finalmente se haya incluido en esta Ley el establecimiento de Asambleas Ciudadanas, tal y como demandábamos desde XR, si bien es necesario destacar que ha sido gracias a enmiendas de última hora en lugar de haberse incluido en el texto inicial. En cualquier caso, en ningún momento se reconoce que sus decisiones vayan a ser vinculantes y, yendo más allá, nos preguntamos si estas no quedarían vacías de contenido con la hoja de ruta ya marcada por la Ley Tortuga. Desde XR demandamos que sea la ciudadanía, y no los intereses de las compañías, la que tome las decisiones ante la Crisis Climática.
Por último, parece que se ha considerado la demanda de Extinction Rebellion y se ha creado un «Comité de Expertos de Cambio Climático y Transición Energética«, como órgano responsable de evaluar y hacer recomendaciones sobre las políticas y medidas. Sin embargo, de nada sirve contar con expertas si no se trata de un Comité de Expertas Científicas independiente, y no elegido a dedo para no cuestionar el status quo. Este comité independiente debe asesorar a las Asambleas Ciudadanas para la toma de decisiones democrática y fundamentada en la ciencia.
De poco sirve firmar leyes de cambio climático con una mano, mientras se firman con la otra mano tratados de libre comercio como el de UE-Mercosur, que alimenta a una agroindustria con objetivos opuestos a los de la transición ecológica, o un Tratado de la Carta de la Energía que blinda los intereses económicos de unas empresas energéticas fósiles cuyos beneficios son incompatibles con una transición energética real. No es sólo la falta de atención a la Crisis Climática, es la oportunidad perdida de iniciar una reforma que ponga la vida en el centro.
Desde Extinction Rebellion Spain tenemos claro que las decisiones sobre la Crisis Climática deben ser tomadas por la ciudadanía. Reclamamos al Gobierno que cumpla con su compromiso y proceda a convocar una Asamblea Ciudadana vinculante de forma inmediata.
Amor y furia